12 may 2009

Italiano para principiantes ... y el amor para los perdedores


Desde Dinamarca y con el sello del movimiento Dogma aparece la película “Italiano para principiantes” fiel a la mayoría de los postulados del Decálogo fundado por Lars von Traer. La joven directora Lone Scherfig ha querido mantener el toque de frescura que los protagonistas podían respirar en un barrio de Copenhague, y para ello huye de toda artificiosidad al filmar, excluye cualquier música y sonido que no sean los diegéticos, y rueda con cámara en mano.
Esta estampa de la vida danesa se presenta como una comedia romántica, pero más bien parece un melodrama de la fría existencia individual en un país protestante. Sólo en el desenlace se endulza con un final feliz, al formarse las parejas entre quienes buscaban el amor que no tenían. Una peluquera solterona y de madre alcohólica, una dependiente de una pastelería de padre gruñón e insoportable y madre desconocida, una joven italiana que reza para que el conserje del hotel en que trabaja se le declare. Y por otro lado, un joven pastor protestante recién enviudado y preocupado por el tema de la culpa y el perdón, un camarero forofo de la Juventus y de modales ariscos, y un conserje un poco tímido y limitado pero de buen corazón. Ya tenemos los mimbres para que se den varias situaciones de enredo; estos singulares vecinos se entrelazarán gracias a unas clases de italiano (idioma romántico donde los haya), el trato de cada día en esa común afición y la mutua necesidad de amor les empujarán con naturalidad a entablar unas relaciones de afecto, en un clima tan atípico como el resultante de la mezcla de lo danés y lo italiano.
Son gentes sencillas y buenas, sin muchas luces intelectuales ni horizontes vitales. Viven en soledad, en un vacío existencial, y en convivencia con el dolor y el sufrimiento, reprimidas en algún caso, y con familias rotas o en crítica situación en otros. Falta cariño, y eso se aprecia más en el día de Navidad o en los funerales a los que asistimos, se vive y se muere en soledad; es el individualismo, la frialdad nórdica y el sentido de la culpa; de hecho lo único que el joven pastor puede hacer es ofrecerse a escucharles. Tanto es así, que el personaje distinto, el más afable y cariñoso es Giulia, no se sabe si por italiana o por católica. Esta caracterización de los personajes está muy bien conseguida por la directora, recreando adecuadamente las mentalidades nórdica y latina, y las distintas actitudes ante el amor.
La historia acaba bien, y se presumen horizontes de felicidad para los distintos personajes. Pero en el camino han quedado importantes asuntos morales, de plena actualidad en nuestra sociedad, no abordados en profundidad: la familia y su desunión, la educación sin cariño y afecto, el dolor no bien digerido, la ancianidad o la enfermedad como un problema, la vida y la eutanasia...
Por todo, parece más un melodrama que una comedia: un triste drama humano con un vacío existencial, sin encontrar una salida esperanzadora. Da que pensar. Tras el "italiano para principiantes" del título, se añade el "...y amor para los perdedores" significando que sólo éste redime del trauma de la muerte que todos arrastran: éste es el mensaje de la película, con el que se busca convertirla en comedia y a la vez dar una respuesta de esperanza.



(Este es el único trailer que encontrado en Youtube)


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