28 sept 2007

El psicópata caníbal


Hoy hablando en clase con el exelentisimo señor Junko me ha dicho que no tiene ni idea de quien es Ed Gein que me parece algo imperdonable asi que voy a contar algo sobre él.

Ed Gein era aparentemente inofensivo. Pero su aspecto ocultaba al más desalmado psicópata del S.XX. Convirtió su granja de Plainfield, Wisconsin (EEUU), en un matadero donde descuartizaba, desollaba y se comía a sus victimas. Sus crímenes inspiraron tres películas de terror: "Psicosis", "La matanza de Texas" y "El silencio de los corderos".


Hoy esta tan olvidado que muchos creen no conocerlo. Y, sin embargo, se estremecen en la ducha al evocar la secuencia del apuñalamiento de Janet Leigh en Psicosis. O el petardeo de la motosierra den la matanza de Texas, y el gancho que utilizaba Leatherface para colgara a sus victimas. O El silencio de los corderos y el disfraz de pieles humanas de Buffalo Bill, así llamado por la inveterada costumbre de desollar a sus secuestradas. En tal caso conocen muy bien a Ed Gein. Sólo que no lo saben, porque estas tres películas, que marcan otros tantos hitos en el thriller de los sesenta, setenta y noventa, están basadas en él. Además de las dos secuelas de psicosis y el silencio de los corderos, las cuatro de la matanza de texas, muchas réplicas, una copiosa discografía y bibliografía, algún cómic manga u obras de teatro que cuentan con pelos y señales las fechorías del carnicero de Plainfield, el más extrañó y creativo psicópata del S.XX.

Y si no que se lo digan al Sheriff de Plainfield, tras entrar en la granja de Ed al anochecer del 16 de noviembre de 1957, mientras investigaba la desaparición de una vecina. El espectáculo que se encontró fue tan terrorífico que algunos atribuyeron su muerte al cabo del tiempo a la angustia que le provocó recordar los detalles para el juicio.

Antes de él, el cine había dado cobijo a algunas mutaciones y terrores nucleares: hormigas gigantes, tarántulas asesinas, cosas así. Pero apenas se había internado en las aberraciones producidas en las mentes. Fue él, con su psiquismo a la deriva, quien extrajo las consecuencias más abismales de sus lecturas sobre los campos de exterminio o la guerra del pacífico. Y tampoco hacía falta la aparatosa tecnología nuclear. Bastaba con el puritanismo de una madre fanática, un Edipo de buena calidad y el bricolaje de una simple granja. Con esos mimbres armó una propuesta tan avanzada que para hacerse cargo de ella han tenido que suceder no pocos libros y películas. Sólo un malo de muy alto octanaje sería capaz de proporcionar combustible a tantas obras, y tan intensas

2 comentarios:

Junkidriko dijo...

Gracias por ilustrarme y llamarme excelentísimo señor.

Creo que al final te amaré en secreto, pero si preguntas o lo dices por ahí, ya sabes:

"Oye tu me..." "No."

Unknown dijo...

eh si lo he entendido, gracias por la informacion

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