Sin lugar a dudas una gran sorpresa, hacía tiempo que una serie no me gustaba tanto, una revisión de Los Soprano en versión Club de moteros, con unos personajes muy bien definidos y un visión de la familia al estilo El padrino. Después de ver dos temporadas lo único que quiero hacer en mi vida es montar una Harley, vender armas y matar Mayas.
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